Oración, hostias, rompope, repostería y atuendos litúrgicos eran las principales actividades de las 28 hermanas que viven en el Protomonasterio de Santa Clara, en la Ciudad de México, de la orden de las clarisas franciscanas; sin embargo, la pandemia por COVID-19 también ha tocado su puerta para enseñarles una nueva forma de ganarse la vida: la elaboración de cubrebocas.